TÍTULO: SAVAGES (SALVAJES)
DIRECTOR: Oliver Stone
SECCIÓN: Zabaltegui – Perlas de otros festivales (Festival de Berlin)
ARGUMENTO: Dos jóvenes emprendedores de Laguna Beach, Ben (Aaron Johnson), un budista pacífico y caritativo, y su mejor amigo Chon (Taylor Kitsch), ex miembro de las fuerzas especiales (SEAL) de la Marina estadounidense y ex mercenario, han montado un lucrativo negocio casero: cultivar y vender una de las mejores marías que jamás se ha obtenido. También comparten un amor único con la extraordinaria y bella Ophelia (Blake Lively). Ambos llevan una vida idílica en este pueblecito del sur de California… hasta que se instala un cártel mexicano de Baja California y exige que el trío se asocie con ellos.
CRÍTICA
Unas vacaciones pagadas y llenas de sexo (poco y filmado al estilo videoclip…), drogas, y rock&roll (o música de todo tipo, pero a todo trapo que para el caso es lo mismo), eso es lo que supone en la carrera de Oliver Stone «Salvajes», su nueva película.
Adaptación de la novela homónima de Don Wislow, «Salvajes» nos cuenta la historia de 3 jóvenes (dos chicos y una chica), que viven a cuerpo de rey en Laguna Beach. Llevan entre manos un negocio realmente próspero: cultivan la mejor marihuana del continente, y disfrutan de la vida. Ben es un licenciado en económicas y botánica, budista y con inquietudes sociales, vamos, un Bono en potencia. Chow es todo lo contrario, ex SEAL y veterano de Irak y Afganistán, es un tarado de gatillo fácil. Y Ofelia («O» para sus amigos y amantes) es la chica joven y sexi novia de los dos (si, si, como lo lees…).
Como es de esperar, cuando el cartel de la droga de México se da cuenta del negocio, pone manos al asunto y decide «invitar» a los dos amigos a compartirlo. Pero como en este tipo de historias la cosa se tiene que liar, los dos amigos se niegan y entonces el cartel decide presionarles con lo que más aman ambos…
Una trama que en manos de una director con más ganas podría haber dado como resultado un interesante thriller de acción, pero como Stone la ha filmado con el piloto automático en modo «On», resulta una tramposa película, llena de bellos rostros y bonitas imágenes, violenta y amoral, si, pero con muy poca garra y enjundia. Pretende ser provocativa, pero termina siendo previsible.
En todo caso, cine comercial bien filmado que a lo máximo que aspira (y puede aspirar), lográndolo hasta cierto punto, es a entretener. Quizás una película así les sobre a muchos en un festival como éste, pero al menos es honesta y no se esconde bajo inextricables coartadas artísticas.
PUNTUACIÓN BARRY COLLINS: 5
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TÍTULO: THE IMPOSTER (EL IMPOSTOR)
DIRECTOR: Bart Layton
SECCIÓN: Zabaltegui – Perlas de otros festivales (Festivales de Sundance y Edimburgo)
ARGUMENTO: «El Impostor» nos acerca una historia que ya apareció reseñada en The New Yorker de la mano del periodista David Grann. En concreto, se trata de la historia de un chaval que se hace pasar por el hijo desaparecido de una familia del Medio Oeste americano. El problema es que el hijo es rubio y él es moreno, además de francés y 10 años mayor que el desaparecido. El punto de partida de la película lo encontramos cuando dicha familia, lejos de rechazar al joven francés, lo acepta y dice que sí, que él es el hijo desaparecido.
CRÍTICA
La realidad es a veces tan rematadamente extraña y disparatada que resulta realmente difícil distinguir qué es real y qué es ficción.
«The imposter» película documental dirigida por Bart Layton, nos cuenta de forma apasionante una de esas historias que no sabes muy bien como tomarte: un niño de 13 años desaparece sin dejar rastro en un ignoto pueblo de Texas. Tres años después, en España aparece un joven que afirma ser ese niño. El niño desaparecido era rubio y con los ojos azules, y el que afirma ser el desaparecido tiene los ojos marrones y el pelo oscuro. Lo curioso y absurdo es que la familia lo acoge como tal, sin fijarse en tan «nimios detalles»…
El resultado es un fascinante e inquietante documental que utiliza la realidad como ficción, y al contrario, retorciendo de forma deliberada las fronteras que delimitan ambas hasta el punto de que el espectador nunca llega a saber si lo que ha visto es una historia real recreada con técnicas documentales o es una historia totalmente de ficción pero filmada como si de una historia verídica se tratara.
Filmado como un absorbente thriller de intriga, este realmente entretenido ¿documental? logra lo que muchas películas recientes sueñan y no logran: consigue manipular al espectador hasta tal punto que cuesta dilucidar qué es lo que se ha visto una vez se encienden las luces de la sala.
PUNTUACIÓN BARRY COLLINS: 7